¡Volvimos, y con una tremenda canción! Los invitamos a tomarse unos minutos para dejarse interpelar por la increíble música de un ícono argentino, Luis Alberto Spinetta.

Esta canción habla de la vida en general, pero la letra es un regalo permanente en el que cada estrofa podemos aplicarla a nuestra vida de fe. 

“Y deberás plantar

Y ver así a la flor nacer

Y deberás crear

Si quieres ver a tu tierra en paz”

En esta primera estrofa podemos ver un reflejo de lo que quiere Dios en nuestras vidas. Que seamos instrumentos de Él en todo momento, que aportemos nuestro granito de arena a este mundo.

El amor es nuestro guía, es en lo que tiene que estar basada nuestra vida. Jesús incansablemente nos nombra al amor como el camino. La letra nos dice “deberás amar, amar, amar hasta morir”  Pero sabemos que el amor no es un camino fácil, amar no solamente significa disfrutar de los buenos momentos, sino aprender en el proceso “Y deberás crecer

Sabiendo reír y llorar”

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“Este agua lleva en sí la fuerza del fuego, la voz que responde por tí, por mí…”

El Espíritu Santo es representado tanto bajo la forma del agua como la del fuego, es la fuerza que Dios inspira sobre cada uno de nosotros y “que nos hace hablar”. “porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes." Mateo, 10,20

“La lluvia borra la maldad y lava todas las heridas de tu alma”

 El inalcansable amor y perdón que nos regala es tan grande que incluso con nuestras acciones buenas o malas lava todas nuestras heridas y borra toda maldad de nuestro corazón. Solo basta Él y su gran misericordia para transformar nuestro corazón en uno más puro.

“De tí saldrá la luz, tan sólo así serás feliz, y deberás luchar, si quieres descubrir la fe”

Todos llevamos dentro una luz que es Jesús, lo más importante es descubrirla y mantenerla, muchas veces podemos sentir que esa luz se hace más brillante o más tenue, pero siempre está presente. En esto se basa el camino de la fe, una lucha entre nuestras oscuridades y tentaciones y la luz de Jesús dentro nuestro. Solo lanzándonos a esa lucha por la luz, por la luz de su amor, podremos alcanzar la felicidad verdadera.