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"PARA QUE MI AMOR SEA DECIRTE SÍ"

JUEVES: Acerca de

¡Hola! Antes de arrancar, te proponemos a que busques un lugar en tu casa donde te sientas cómodo y donde sepas que vas a poder concentrarte y estar tranquilo. Te invitamos a que antes de que empieces a leer puedas dejar todo aquello que te viene distrayendo, que te viene preocupando, que te viene pesando para así poder acordarte que hoy es Jueves Santo y que hoy, más que nada, estás para acompañar a Jesús en este tiempo tan intenso que está viviendo.

Arrancó la Semana Santa, esta semana tan importante y profunda en donde en muy poquitos días, Jesús va viviendo momentos muy diversos, y como todos los años nos invita a acompañarlo. Nos invita personalmente a cada uno porque quiere y necesita que estemos con Él en cada paso que dé en estos días.

Y así ya más adentrados en el clima de hoy, nos ponemos en presencia de Dios, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 Evangelio según San Juan 13,1-15.

Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

 Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús.

Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura.

Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: --¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?

Ahora no entiendes lo que estoy haciendo --le respondió Jesús--, pero lo entenderás más tarde.

--¡No! --protestó Pedro--. ¡Jamás me lavarás los pies! --Si no te los lavo,* no tendrás parte conmigo.

--Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las manos y la cabeza!

 --El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies --le contestó Jesús--; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.

Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios.

Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo: --¿Entienden lo que he hecho con ustedes?

Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.

Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.

Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.

 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió.

 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.

'No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: Él que comparte el pan conmigo me ha puesto la zancadilla.'*

 'Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy.

 Ciertamente les aseguro que el que recibe al que yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me envió.

Es Palabra de Dios

Hoy Jesús comparte su última cena con los discípulos, hoy se despide de sus amigos para el próximo día hacer esa gran Entrega de Amor por y para todos nosotros. En este día en donde podemos ver los momentos más humanos de Jesús. Vemos cómo hoy el Hijo de Dios celebra con sus amigos, cómo es traicionado por uno de ellos, cómo siente miedo, ansiedad, duda. Hoy Jesús es como cualquiera de nosotros y es por eso que hoy nos quiere con Él más que nunca.

Como leemos en el Evangelio, Jesús, siendo el Hijo de Dios, se arrodilla y le lava los pies a sus amigos. Siendo su última noche, frente a todo lo que le esperaba, es Él quien, humilde y servicialmente, le lava los pies a otros. No pide, no demanda. Hasta el último momento, entrega.

Jesús hasta en sus momentos más vulnerables se les presenta a los discípulos y se nos presenta hoy a nosotros para lavarnos los pies, para limpiar todo aquello que nos ensucia, que nos hace mal. Purifica no solo lo externo sino, mejor aún, lo más profundo de nosotros. Purifica en aquellos lugares propios que tal vez nadie o muy poca gente conoce. Hoy nos mira y nos lava, diciéndonos “Hoy estoy con vos, hoy te vengo a limpiar para que no sufras, para que no te duela más, para que después de que te limpie todo lo triste se vaya y reine, ahí en donde estaba oscuro y sucio, la luz”.

Como todos los años, Jesús viene a lavarnos todas nuestras impurezas. Pero cada año es distinto y cada vez somos nosotros quienes cambiamos. Esta vez, nos toca algo completamente único: nos toca vivirlo desde casa. Ese lugar rutinario y diario que tal vez muchas veces pasa de largo, con esas personas que seguramente siempre vemos pero nunca las miramos. O tal vez, este año nos toca estar lejos de nuestros familiares y amigos y justamente el desafío es otro: vivir solos esta Pascua. Es por esto que hoy te invitamos a pensar…

¿Qué es lo que hoy quiero que Jesús limpie en mi? ¿Cuáles son esas cosas que yo puedo lavar hoy en convivencia? ¿Con quiénes últimamente me está costando más convivir? ¿Cuáles son esas cosas que hago para evitar enfrentarme a mi mismo y para evitar mi propia compañía? ¿Qué es lo que Jesús me invita a hacer con todas esas debilidades?

“Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes”

Jesús nos invita hoy a que sigamos Su ejemplo y lavemos no sólo lo propio sino también a aquellos que tenemos al lado o a aquellos a quienes podamos acompañar desde la distancia. Ayudando a quienes tenemos en casa, hablando con algún amigo o amiga, compartiendo en familia, evitando reaccionar mal, acordándonos que no estamos solos, reencontrándonos con nosotros mismos. No importa la manera que sea, somos nosotros quienes hoy podemos ser agua limpia para el resto como para nosotros mismos, siguiendo así lo que Jesús nos enseñó dos mil años atrás y nos lo vuelve a plantear hoy.

Por último, te hacemos una invitación más. Ya todos sabemos cómo empieza y cómo termina la historia, pero no dejemos que eso nos impida vivir paso a paso esta Pascua con Jesús. Que cada momento por más conocido y vivido en otros años y en otras Pascuas no nos evite experimentarla. Cada año Jesús tiene algo nuevo para contar, algo nuevo para enseñar. No nos perdamos de esta oportunidad que nos regala. Escuchémoslo, acompañémoslo y estemos presentes en esta Pascua en cuarentena que nos toca vivir. Que hoy sea todo para Él y con Él.

“Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”

JUEVES: Texto

PERFUME A TUS PIES

JUEVES: Video

Cuando pienso en tu amor
Y en tu fidelidad
No puedo hacer más
Que postrarme y adorar
Y cuando pienso en cómo he sido
Y hasta dónde me has traido
Me asombro de ti

Y no me quiero conformar
He probado y quiero más

Yo quiero enamorarme más de ti
Enséñame a amarte y a vivir
Conforme a tu justicia y tu verdad
Con mi vida quiero adorar
Con todo lo que tengo y lo que soy
Todo lo que he sido, te lo doy
Que mi vida sea para ti
Como un perfume a tus pies

JUEVES: Texto
JUEVES: Music Player
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