Estoy segura de que se no se imaginaban encontrarnos hoy así, en este blog, en estas circunstancias. El estar distanciados de nuestros amigos, compañeros de la facultad, el trabajo o el colegio, y hasta de nuestros familiares no debe ser nada fácil. El estar aislado del exterior puede que nos asuste y hacer que nos olvidemos de cuán importantes fueron estos días para Jesús, y para todos los cristianos. Muchas veces, la cuaresma nos toma por sorpresa, pero no importa porque hoy, ahora, es momento de ponerse en presencia de Dios y concentrarse. No es coincidencia que el color litúrgico de este tiempo sea el violeta, que significa luto y penitencia, esto quiere decir que nos tenemos que tomar estos días para reflexionar, abrir nuestro corazón y prepararnos para el misterio pascual. En este tiempo de cuaresma, Jesús nos invita a cambiar de vida, nos invita a vivir todo a flor de piel, a ser sensibles a todo lo que Jesús sufrió esos 40 días en el desierto. Es por eso que hoy propongo acompañarlo desde el AYUNO. Por ayuno, me refiero a privarnos, por un día, de ese chocolate que tanto nos gusta, de esas tazas de café que sí o sí tienen que estar para arrancar el día o de esa serie que tanto nos atrapa. Hoy te propongo que elijas algo para entregarle a Jesús y hacerle saber que lo acompañamos, que estamos con él y que también estamos dispuestos a entregarnos por amor. No es lo más grave del mundo no escuchar música en todo el día, hacer todo lo posible para no pelearme con mi hermana, lo importante es que lo vale. Tratemos más que nada de ayunar de todas esas cosas que no nos llenan, que no nos acercan más a Jesús como por ejemplo la envidia, el egoísmo, los prejuicios y el exceso.
Es fácil elegir qué es a lo que queremos renunciar, pero ponerlo en práctica es otra historia. Todos tenemos nuestros altibajos, nos agobiamos y sentimos que no podemos más con todo esto que está pasando, y que el no entender bien qué está pasando empeora las cosas. Pero el ayuno es también una manera de mostrar nuestra fragilidad, por eso te invito a que te olvides de todo eso que te impide meterte de lleno en la cuaresma, y que te concentres en el ayuno, porque ayunar no es solo dejar de lado algo por un día, sino que es entregárselo a Jesús y acompañarlo en su sufrimiento.
Mateo 6:5-6 “Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar qué están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa”
Como bien dice arriba, tratemos de ayunar del orgullo y no estar todo el día con ese mal espíritu de queja, que a veces nos invade. Estemos orgullosos del gesto de amor que estamos haciendo y de cuánto significa para Jesús. Como dice San Ignacio, “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”. Transformemos todo el amor que sentimos por nuestro Salvador en acciones y en pequeños sacrificios. ¡Ánimo! Vivamos este día con alegría y no dejemos de preparar nuestro corazón para después encontrarnos con un Jesús resucitado, un Jesús que amó hasta el extremo y que se entregó por nosotros.
Te invitamos a que vos también ayunes este viernes de Cuaresma, acá te dejamos algunas ideas a las que se comprometieron chicos del grupo San Ignacio
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