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Sábado 9 de mayo - "Siguiendo su camino"


Lectura del Evangelio según San Juan 14:1-12

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “No se turben. Ustedes confían en Dios:

confíen también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no fuera así, ¿les

habría dicho que voy allá a prepararles un lugar? Después que yo haya ido a prepararles un

lugar, volveré a buscarlos para que donde yo estoy, estén también ustedes. Para ir donde

voy, ustedes saben el camino”. Tomás le dijo; “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo

vamos a conocer el camino?” Jesús contestó: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie

va al Padre sino por mí. Si me conocieran a mí, también conocerían al Padre. En realidad,

ya lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”.

Jesús respondió: “Hace tanto tiempo que estoy con ustedes ¿y todavía no me conoces,

Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo, pues, dices: ‘Muéstranos al

Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que

yo les he dicho no vienen de mí mismo. El Padre que está en mí obra por mí. Créanme: Yo

estoy en el Padre, y el Padre está en mí. Al menos créanme por mis obras. En verdad, el

que cree en mí hará las mismas cosas que yo hago, y aun hará cosas mayores que éstas,

pues ahora me toca irme al Padre”.


En este Evangelio Jesús nos invita a creer en Él, a creer que Él es la plena revelación de Dios Padre. Sobre todo está la invitación a confiar, a no dejarse cegar por las “piedras” que pueden aparecer en el camino, a no dejar que el corazón se turbe. Sabiendo y confiando que Jesús es la imagen y el rostro vivo de Dios, seguimos su camino, su camino de verdad y de vida. Es a través de Jesús que caminamos por el camino correcto. A través de su obrar bondadoso y misericordioso, nuestro accionar se puede asemejar al suyo. A pesar de las dificultades que se puedan presentar, pidamos su paz, pidamos tranquilidad, descansar en Él.


Solo si nos arriesgamos a seguir a Jesús podremos llegar al Padre. El Padre y Jesús

son uno, el camino de Jesús es el camino que nos lleva a Dios. Para seguirlo hay que

confiar en Él y en su inmenso amor. Hay que confiar en que jamás nos dejará solos y que

siempre estará a nuestro lado. Él camina con nosotros, está junto a nosotros.

El Padre mandó a su hijo amado al mundo para salvarnos, y luego su Hijo volvió a

Él. Así también todos nosotros: volveremos a Él en algún momento.


Jesús “es el Camino, la Verdad y la Vida”. Él nos guía, nos acompaña, nos muestra la

manera de llegar al Reino. Pero ese Reino no es tan lejano como nos lo imaginamos. El

desafío está en descubrir el Reino de Dios en nuestro día a día. Como dice la canción “La

felicidad de la vida eterna, empieza conmigo en la tierra”. Es en la tierra dónde empezamos

a palpar ese Reino, entre los vivos. Ese Reino que construimos entre todos, desde donde nos toque estar, desde nuestra realidad, caminando juntos y amándonos mutuamente.


Aunque muchas veces esta realidad no sea la ideal, la perfecta, es la que tenemos disponible, es en la que habitamos. El Reino de Dios lo construimos entre todos, sigamos el camino de Jesús, busquemos imitar su modo, que nuestro accionar sea reflejo del suyo, llevemos su amor misericordioso a los demás.


Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél que lo ama y cuida en todo momento.


¿Buscas construir el Reino de Dios en tu realidad, o lo vez como algo lejano?

¿Vivís confiando en que Jesús es el Camino?

¿Cómo transmitís el amor misericordioso de Dios?

¿Sentís la paz del ser su hijo amado? ¿En tu día a día sólo Dios te alcanza?

¿Qué aspectos del modo de Jesús te gustaría imitar?

Hoy, ¿en qué aspectos de tu vida necesitas paz? ¿Cómo está tu corazón?





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