Sábado 4 de abril - “¿Vendrá a la fiesta o no?”
- sannicojoven
- Apr 4, 2020
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Evangelio según San Juan (11, 45-56)
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: "¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos.
Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación".
Uno de ellos, llamado Caifás, que era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: "Ustedes no comprenden nada.
¿No les parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la nación entera?".
No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación,
y no solamente por la nación, sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos.
A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.
Por eso él no se mostraba más en público entre los judíos, sino que fue a una región próxima al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí permaneció con sus discípulos.
Como se acercaba la Pascua de los judíos, mucha gente de la región había subido a Jerusalén para purificarse.
Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?".
Palabra de Dios
Esta última pregunta es la que se hacían los judíos días antes de que se celebre la Pascua. Para ese momento ya era sabido: querían matarlo. Pero también Jesús era muy conocido por enfrentar con gran valor a quienes enfurecía por sus actos de amor y justicia. Entonces, "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?" ¿Se arriesgará a una muerte casi segura por seguir predicando y actuando, es decir, “molestando”? ¿O se ocultará para resguardar su vida?
Bien conocemos la respuesta. Jesús fue a la fiesta, y de hecho, pasó a ser la fiesta. A Él, en su Resurrección, es a quien celebramos el día de Pascua en poco más de una semana. Fue y, por Amor, se convirtió en la fiesta, en la fiesta más grande que jamás se pudiera haber celebrado, pero no sin antes sufrir, por ese mismo Amor, los dolores de todos nuestros pecados, que cargó en la Cruz. Mañana, con gran clima festivo, nos adentramos en la Semana Santa aclamando con nuestros ramos al Jesús triunfante entrando a Jerusalén. Pero la verdadera fiesta ocurre recién luego de la humillante y sufrida muerte que tuvo Jesús, la que todos veían venir.
Probablemente esta misma pregunta nos interpele hoy a nosotros, a vos: "¿Qué les parece, vendrá a la fiesta o no?"
También nosotros encontramos dificultades para poder asistir a la fiesta de la Pascua. De hecho no podemos ir físicamente a una iglesia durante estos días. Y es probable que por las circunstancias se nos haya hecho difícil vivir la Cuaresma y preparar el corazón debidamente. Y tal vez no nos sintamos lo suficientemente “seguros” de que mañana ya es Domingo de Ramos, dado que todos los días parecen iguales.
Sin embargo, no debemos confundirnos ¿Estas son realmente murallas que me alejan de la Pascua? ¿En serio podemos pensar en que a Dios se le escapó esto de sus planes para este momento de – y para toda – nuestra vida? ¿O acaso es una oportunidad de vivir la Pascua de una manera distinta y que nos enseñe algo que ni siquiera hubiéramos imaginado? Porque sí, es cierto, no podríamos encontrar hoy la explicación de cómo nos beneficiaría, pero ¿desde cuándo pudo el hombre explicar y predecir todo lo que Dios tenía preparado para él?
Jesús se pregunta “¿Vendrán a la fiesta?”, esperando ansioso de compartir con nosotros su inmenso Amor y alegría, y – quién sabe – quizás con algún regalo sorpresa debajo de la mesa. Porque ir a la fiesta, no es simplemente ir a cumplir con un rito, sino una actitud del Espíritu, un deseo profundo de encuentro, que sucede dentro de uno y así se manifiesta exteriormente.
Entonces, a no desesperar si no llegamos lo “suficientemente preparados”, si estamos confundidos o incluso inseguros; aceptemos la invitación que hoy Jesús, con mucho Amor, nos hace a su fiesta y predispongamos el corazón para celebrarla junto a Él en las circunstancias que hoy toquen – o Alguien haya hecho tocar –.
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