Evangelio según San Juan 6,51-58.
Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que| yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
Jesús se queda con nosotros en la Eucaristía, en un pedacito de pan. Eso habla de la humildad de Dios y de su amor desmedido. El Padre Buby nos habla de que el pan eucarístico es Jesús mismo y cuando uno lo recibe, entra en la Vida Eterna, aquella vida a la que aspiramos. En largo peregrinar de nuestra vida necesitamos de Él, para que nos alimente y no tengamos "hambre".
Te proponemos agarrar una hoja, algo para escribir y dibujar un caminito. Ahí tratá de representar tu camino de fe, registrando aquellos momentos o personas donde Jesús se te hizo presente, pueden ser momentos alegres, o bien, tristes o de dolor. Volvé a pasar por tu corazón lo que más marcó tu fe: lugares, amigos, canciones, palabras/frases, tus “sí”, y reconocer cuál fue la sensación que sentiste y cómo estabas dispuesto en ese momento.
En el camino hay momentos buenos y malos, esos momentos, para bien o para mal, nos hicieron crecer y nos trajeron donde estamos hoy. Eso que tenés delante de tus ojos es tu camino de fe, un camino que seguramente fue cambiando mucho, pero está en vos aferrarte a esos momentos donde tu fe está en su punto culmine, y aprovechar los momentos de oscuridad para transformarlo en una luz más radiante. Ese camino es tu camino de santidad, porque la santidad es vivir alineados con la vida de Jesús y en Jesús.
A lo largo del recorrido es muy común que nos distraigamos, que frenemos o que nos retrasemos con las piedras del camino. Vivimos con el riesgo de perdernos y alimentarnos de cosas materiales en vez de espirituales. Sin embargo, está en nosotros perseverar, mantener esa llama prendida, ayudando también a que la llama de los demás no se apague. Procuremos elevar la mirada al cielo, poniendo el foco en las cosas importantes y que nos llenan el corazón. Y si alguna vez nos caemos, es muy importante recordar que la puerta siempre está abierta y que nunca es tarde para que Jesús entre en nosotros.
El pan de vida nos ayuda a ver más allá. ¿Por dónde va tu vida? ¿Cuál es el camino que estás siguiendo? En el camino, ¿De qué te “alimentás”? ¿Hacia dónde va tu vida?¿Cuál es tu “meta”?
Como dijo Manu el martes en su testimonio, más allá de que Él nos llame a cada uno de manera única, la invitación es la misma para todos: SER SANTOS. Jesús, el pan de Vida, transforma nuestro corazón, es nuestro puente a la santidad. Hoy los invitamos a que se alimenten de Jesús para que ese amor se multiplique, transmitiéndolo a los demás. Nada más lindo que transmitir el amor de Jesús nuestros amigos.
Nos quedamos con la frase con la que el Padre Buby termina el video y pedimos esta gracia también para nosotros: “Asombrémonos de su generosidad, que dío la vida por nosotros y nos sigue alimentando”.
“El pan del peregrino: nos da su vida para que podamos ser fieles caminantes.”
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