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Sábado 11 de julio - "Perseverar en la fe"


Jesús dijo a sus apóstoles:

"Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.

Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.

A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.

Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,

porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.

El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.

Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.

Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre."


En el Evangelio de hoy Jesús, primeramente, nos propone ser astutos sin dejar de lado la sencillez. La astucia no es mala en sí. Al contrario, puede ser un arma esencial en estos tiempos en los que es muy fácil caer en la avaricia de bienes terrenales y en lo que nos propone la sociedad: vivir “embobados” con el foco puesto en alegrías pasajeras. Esta no es una tarea para nada simple, pero justamente para poder cumplirla es clave vivir la sencillez, la cual encuentra su raíz en el reconocer la propia pequeñez. Sencillez que se representa en la paloma, animal en el que el Espíritu Santo decidió manifestarse por su pureza.

¿En dónde estás poniendo el foco en tu vida? ¿Estás siendo astuto, o caés en lo que primero te ofrecen, el camino fácil y seguro? ¿Vivís con sencillez de corazón?


Por otro lado, hoy Jesús nos dice que “aquel que persevere hasta el fin se salvará”. Sabe que conservar la fe es un desafío enorme, muy exigente. Diciendo “Yo los envío como a ovejas en medio de lobos”, nos previene de duras situaciones que se pueden llegar a dar a causa de Él: la soledad absoluta y el odio de todos, incluso de nuestra propia familia, vernos obligados a huir más de una vez. Pero aunque seamos odiados por todos los hombres nos promete que Él nunca nos va a abandonar, inspirando en nosotros su Espíritu que nos dará luz para predicar y enfrentar toda situación. Y todo el odio del mundo es opacado cuando nos abrimos a este Amor que espera e insiste. Junto a este Amor es que debemos perseverar, no solos. Perseverar especialmente en esos momentos en los que sentimos que nuestra fe se hunde, apostar por eso que sabemos que nos llena a pesar de que puede que no le estemos encontrando sentido o simplemente nos está costando. Perseverar, a través de la oración y acciones. Vivir la fe si es que realmente queremos perseverar, saliendo - astutamente - de la propia comodidad para encontrarnos con los lobos enfrente, con el Espíritu dentro y con Jesús al lado. ¿Soy realmente consciente de las exigencias propias de la fe o cuando llega un momento duro la dejo de lado? ¿Estoy necesitando hoy ese soplo del Espíritu en alguna situación para reincorporarme y perseverar?




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