Siempre me encantó esta canción y cuando en 2016 Magnificat propuso hacer el Mago de Oz, me sentí especialmente convocada.
El mágico sueño de Dorothy junto a sus entrañables amigos - el espantapájaros, el león y el hombre de hojalata - proponía una aventura excitante y misteriosa. Ese viaje impredecible los empujaba a ir más allá del arco iris, superando obstáculos, desafiándose constantemente, venciendo resistencias, confiando en las señales, con la mirada puesta en la ilusión.
Ese, para mí, es nuestro desafío hoy; adentrarnos en nuestro interior en la búsqueda de nuestro yo más genuino y auténtico, aquel que nos integra y nos da paz y alegría.
Aunque a veces todo sea gris y no veamos el camino, aunque por momentos estemos agotados y nuestra paciencia diga basta, “ese mágico lugar, luminoso y especial” está ahí.
En estos tiempos de cuarentena extendida, de miedos a flor de piel y grises compartidos, vale la pena darse una vuelta por los sueños olvidados. Es necesario e imprescindible habitar esos mundos fascinantes “detrás del arco iris”.
¿Qué sensaciones me remiten a mi infancia?, por ejemplo ¿Qué olores me retrotraen a la cocina de mi abuela? ¿Qué compartía con ella?
En mi caso, el perfume del jazmín, el sabor de la sal del mar, el ruido de la máquina de cortar pasto, el olor a tierra mojada, me llevan a a viaja y recrear a los veranos en familia.
¿Qué lecturas, juegos, espacios creativos me permiten escaparme hacia otros tiempos?
Los invito a volar alto y redescubrir esos lugares luminosos y apasionantes, a dejarse llevar por la fantasía, el juego y la imaginación y así reencontrarse alegres, confiados y expectantes.
Los exhorto a hacer un viaje por los rincones de nuestra creatividad para avivar los sueños postergados y encontrar aquello que nos haga vibrar y nos permita sentirnos uno con Dios, el Universo y nuestros hermanos.
"Si todo es gris y no ves caminos, siempre un arcoíris brillara"
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