“17 »No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. 18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. 19 Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.” (mt. 5, 17-19)
Qué evangelio tan exacto para los tiempos que estamos viviendo... no se trata solo de cumplir las leyes y lo que se dice, sino de hacerlo con amor, con el amor hacia el otro. En una cuaresma en cuarentena, no podemos hacer más que ejercitar nuestra fe y compromiso como cristianos en días donde cuidar al otro se trata de apartarse del mismo.
Donde antes había abrazos y besos ahora hay codos, donde había mate y charlas frente a frente, ahora hay vasos individuales y charlas virtuales. Para cuidarnos, para no propagar el virus, tenemos que encerrarnos y alejarnos; algo que resulta casi imposible, que todos queremos posponer, pero que a la larga es lo mejor, y solo puede hacerse y cumplirse si se hace desde el amor, si se vive como un acto de amor a aquel que podemos perjudicar.
¿Qué es lo que proponemos? Que esta cuarentena impuesta por la ley, sea más que eso, y se transforme en un acto de amor para que, como dice Jesús, al cumplirla y la enseñemos a los demás seamos “más grandes en el reino de los cielos”.
¿Cómo podemos hacer esto? Te proponemos una lista espiritual para una cuarentena por coronavirus y que te ayude a preparar el corazón para la pascua, amoldando los elementos básicos de la cuaresma a estas nuevas circunstancias:
Ayuno: el ayuno nos hace ver como se sienten aquellos que carecen de lo indispensable, que están privados de alguna u otra cosa. En este caso, podemos ayunar de salidas, de ir al cine, al teatro o ir a comer… ponernos en el lugar de aquel enfermo que realmente no puede salir, que no solo está en cuarentena por coronavirus, sino que su vida se basa en el aislamiento, porque las circunstancias de su vida no le permiten otra cosa. A su vez, este ayuno de “programas al exterior”, es el mayor acto de amor que se puede hacer para aquellos que corren riesgo si se propaga el virus que, si lo pensás, pueden ser tus padres abuelos/as o personas que son cercanas a vos.
Oración: aprovechá para frenar un poco, ver cómo está tu vida, ¿estás conforme como está ahora? Siempre que estamos en la rutina morimos por un poco de paz, por frenar, por poder desaparecer y enfocarnos en nosotros mismos por un rato. Más allá de las responsabilidades que cada uno tenga que seguir haciendo, te proponemos a que te des tiempo para rezar, hablar con Jesús, ver eso que te falta o querés en tu vida. Seguramente herramientas para rezar y conocerte tenés, ahora solo falta que las apliques!
Limosna: la caridad nos impulsa a pensar en las necesidades del otro, y la limosna puede transformarse en un verdadero estilo de vida. Esta propuesta es para el futuro, te invitamos a que sentado en tu cuarto o en la parte de tu casa que más te guste, cierres los ojos y te dediques a pensar unos minutos en cómo ves el mundo hoy. Pero no a nivel global, sino en tu cotidiano, en tu metro cuadrado… cuando vas caminando por la calle, o te subís al colectivo… las noches de frío cuando volvés a tu casa… en el trabajo o en tu familia. ¿Cuáles son esas cosas que no te gustan… aquellas que te gustarían cambiar? Unas vez que las pienses, armá una lista, para que cuando termine la cuarentena y salgas nuevamente al mundo, puedas proponerte hacer algo por cada una de ellas, paso a paso, dejando de ser indiferente y poder ser las “manos de Dios” en este mundo.
El sacrificio que hizo Jesús en la cruz valió la pena, hagamos que este sacrificio de cuaresma también lo valga..
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