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Miércoles 1 de abril - "Mezclado entre la gente, está Jesús"

Canción recomendada para entrar en clima de oración:

Padre




Evangelio según San Juan 8,31-42.

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: "Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres". Ellos le respondieron: "Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: 'Ustedes serán libres'?". Jesús les respondió: "Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre". Ellos le replicaron: "Nuestro padre es Abraham". Y Jesús les dijo: "Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre". Ellos le dijeron: "Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios". Jesús prosiguió: "Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.


La aceptación de la realidad, de la verdad, sea cual sea, nos libera y nos da un poco de paz; es el inicio de un cambio. ¿A cuántos al principio la decisión de la cuarentena obligatoria nos amargó y a medida que fuimos "degustando" la situación, cambiamos un poco de idea y empezamos a disfrutar de usar el tiempo que nunca tenemos? ¿Acaso no es eso la vida misma también, es buena cuando uno simplemente la acepta?

Estos momentos de crisis son generalmente cuando más nos aferramos a Dios, a la fe y nos convertimos en evangelios vivientes. Todo el mundo (literalmente) está, desde su lugar, colaborando para que este tiempo sea un poco más ameno para algún otro: compartiendo su arte, llamando al que está solo, proponiendo encuentros virtuales para acompañar, yendo a hacerle las compras a algún mayor, etc. Y esa es la verdad que se repite en todos los Evangelios que Jesús se cansó de predicar; nuestra misión, la de servir al otro. "Ustedes, que son débiles, comiencen a ayudar con confianza y el Señor les acrecentará esa confianza".

Si estamos atentos a las distintas acciones e iniciativas, vamos a lograr ver que Jesús está mezclado entre la gente.

Qué contradictorio parece al principio que, en este mundo moderno, donde solo importa el dinero y el tiempo no nos alcanza, Jesús nos llame justamente a dedicar nuestro tiempo sin recibir nada material a cambio, nada a corto plazo, sino que la recompensa se nos dará cuando obtengamos la vida eterna.

Les compartimos un texto que acompaña un poco lo que preparamos y rezamos.

“¿Qué, no hay semana santa? ¿Quién ha dicho esas historias?, ¿Que Cristo este año no sale?, si está vestido de blanco, de azul, en los hospitales... ¿Quién dice que el Nazareno no puede hacer penitencia, si están todos atendiendo a enfermos en las urgencias? ¿Cómo que Jesús Caído no saldrá el Miércoles Santo?

Mirá a nuestros médicos que caen rendidos, exhaustos, como humildes cireneos, celadores, enfermeras, administrativas, codo a codo, sin descanso. Nuestros héroes camioneros pasan las noches en vela para abastecer mercados, farmacias, tiendas... El Ejército, la Guardia Civil, la Policía patrullan calles desiertas, y no están con sus familias sino cuidando a las nuestras. Y lejos de las ciudades, Jesucristo está doblado sobre los surcos de tierra, se hace a la mar en un barco, tiende cables, cava pozos o pastorea el ganado. Nadie diga que el Señor no está en las calles presente, cuando en las Iglesias solitarias los Sacerdotes celebran Misa diariamente. Nadie diga que el Cautivo no va a salir este año, mientras haya una voz buena llamando al que está solo encerrado. Nadie diga que el Gran Poder no sale, cuando tantas vidas orantes se ofrecen y aman. Con cansancio en la mirada, con buen humor, sin fallarnos, también Cristo está presente en cualquier supermercado, reponiendo estanterías o a pie de caja cobrando. Jesús viene en un camión de blanco y verde pintado, recoge nuestros desechos y se va sin ser notado. Cuando veo a tanta gente que a los suyos ha enterrado, siento que también salió la Piedad, la Virgen con su Hijo en el regazo. Y aunque a todos nos asuste el pasar por el Sepulcro, ahí está la fortaleza de Aquel que ha vencido al mundo. Tal vez no haya procesiones con imágenes talladas, pero ya ven, Cristo sale al encuentro de tu alma, en mil rostros escondidos, sin cirios y sin campanas. El amor salta las tapias, el corazón no se encierra; será una "Semana Santa" más que nunca, y verdadera.”

Autor: Anónimo

Canción para rezar:

Sal y luz


Luz del mundo Deja de ocultarte en lo profundo. Sal de la tierra Cuida tu sabor nunca lo pierdas.

Anuncia la palabra, Con obras es tu vida la que habla. Ayuda a tus hermanos Que el mundo Necesita de tus manos.

Sal y luz, luz y sal Mezclado entre la gente Esta Jesús en la ciudad. Buscarás la verdad, No habrá noche en tu vida Será siempre un despertar.

Luz, si tu iluminas No puede ocultarse la ciudad sobre la cima. Sal excelente Mirando hacia el cielo Con los pies en el presente.

Y aunque quizás tropieces, No olvides Que Jesús cayó tres veces...

¡¡Levántate y camina!! Que con tu andar, El mundo se ilumina...

Sal y luz, luz y sal Mezclado entre la gente Esta Jesús en la ciudad. Buscarás la verdad, No habrá noche en tu vida Será siempre un despertar.

Fuente: Musixmatch

Compositores: Maximiliano Larghi

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