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Jueves 7 de mayo - "No me retengas"


Juan 20:11-18

Jesús se aparece a María Magdalena

María se quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó para mirar dentro, y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús; uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron:

—Mujer, ¿por qué lloras?

Ella les dijo:

—Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto.

Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. Jesús le preguntó:

—Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo:

—Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.

Jesús entonces le dijo:

—¡María!

Ella se volvió y le dijo en hebreo:

—¡Rabuni! (que quiere decir: «Maestro»).

Jesús le dijo:

—No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes.

Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho.



Hoy se encuentran Jesús y Maria Magdalena. Ella, lo encuentra inesperadamente, después de haber encontrado el sepulcro vacío. Jesús, al ver su tristeza le pregunta por qué llora. Podemos ver, de una manera muy clara, la diferencia entre tristeza y la felicidad. La tristeza es poner los ojos en uno y la felicidad es poner los ojos en Dios. Como cristianos, algo fundamental que nos caracteriza, es nuestra alegría y felicidad, y no sólo eso sino también nuestras ganas de compartirla.


Ser felices no es sólo dibujarnos una sonrisa en la cara, es ver la vida con positivismo, con amor, con alegría porque confiamos que Jesús camina con nosotros.


Si Jesús se detiene a decirle a Magdalena que no tiene que estar triste, en un momento tan angustiante como ese, nosotros no podemos estarlo. Porque confiamos y creemos plenamente que El está presente con nosotros, como estuvo al lado de María Magdalena.

Con el tiempo puede pasarnos que la imagen de Jesús se vaya “materializando”, lo dejamos de ver como una persona que vive hoy al lado nuestro y nos acompaña y lo vemos como un objeto al que podemos retener, como decía el video.


Por otro lado, es bueno remarcar que a partir de su encuentro cara a cara con Jesús, María Magdalena cree y es capaz de salir al encuentro con los discípulos, compartir la alegría de Jesús resucitado. Como dice Monseñor Arancedo "la fe es la certeza de las cosas que no se ven pero parten de un encuentro, una experiencia". Y esto es una de las cosas más lindas del cristianismo: no es una doctrina o una filosofía sino el encuentro personal de cada uno con un Jesús que está vivo. Así nace la fe. Solo teniendo esa experiencia cara a cara con Él puedo tener la certeza y entonces la alegría de que esta conmigo.


Les proponemos que después de responder las preguntas, pidan por aquellas cosas que los ponen tristes, y que le pidan a Dios que nos ayude a transformar esa tristeza en felicidad, que nos dé certeza de que está junto a nosotros. Sobre todo, que como lo hizo María Magdalena con los discípulos, nos ayude a llevar la buena noticia y compartirla siempre con mucho amor y un poco más lejos de donde venimos haciéndolo.

  • ¿De qué formas sentís que te podes encontrar con Jesús hoy? ¿Cuál es la que más te gusta?

  • ¿Qué acto concreto estas haciendo durante tu día para tener ese momento de encuentro con El?

  • Jesús le dice a María Magdalena "No me retengas" ¿lo estás reteniendo, es decir, guardando para vos solo, o estás llevándo la buena noticia a tu familia y amigos?

  • ¿Te sentis acompañado por ese Cristo vivo o tendés a caer en la imagen de un Cristo “objeto”?

  • Después de tener un encuentro diario con Jesús, ¿qué podes hacer concretamente para compartirlo con los que tenes al lado hoy?





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