Los invitamos a ponerse en la presencia de Dios, y nos disponemos a dejarlo entrar en nuestro corazón. Alegrémonos con Jesús y anhelemos vivir una vida santa.
Evangelio Hechos 1, 9-11
Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos.
Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco,que les dijeron: «Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir».
“Cristo sale del Padre, se encarna (...) vuelve ahora junto al Padre.”
Jesús es el enviado del Padre, junto a Él y por Él, estamos llamados a una gran esperanza, la Vida Eterna. Hoy celebramos con alegría que Jesús está con Dios y que gracias a esto, Él abre las puertas del Cielo para que cada uno de nosotros pueda encontrarse con el Padre, que nos ama a todos tal cual somos.
Esta vida es un camino de Gracia, en donde Dios mismo nos prepara para el momento de llegar al cielo. No debemos esperar para vivir la alegría de la Vida Eterna, debemos anhelar ser santos desde ahora y confiar en los dones que Dios nos regala todos los días.
Como cristianos, ¿Vivimos la alegría de saber que nos espera la Vida Eterna, junto a Aquel que nos ama? Pero sobre todo, ¿Vivimos la fiesta de compartir el camino con Jesús? ¿De qué manera preparamos nuestro corazón para llegar a la santidad?
Para Jesús “el Padre era el secreto de su vida. El mundo se tenía que enterar de que lo amaba.” Jesús viene a mostrarnos cuánto nos ama el Padre, y a colocar nuestra humanidad en medio de la Trinidad. Jesús es el enviado del Padre, Él nos regala su Espíritu Santo para enviarnos también a nosotros a anunciar su amor.
¿Quién es Dios para nosotros? ¿Experimentamos que verdaderamente es el tesoro de nuestras vidas? ¿Sentimos las ganas de contagiar el fuego de su amor a los demás?
“Ya no caminamos a tientas, ya conocemos el Camino, es Cristo, y el destino es el encuentro definitivo con Dios.”
¿Cómo transitamos el camino de la vida? ¿Vamos confiados, alegres, compartiendo nuestros dones con generosidad? ¿Qué circunstancias nos hacen andar a tientas y con miedo?
¿Vivimos nuestro paso a paso tomados de Jesús? ¿Qué cosas a las que me aferro me alejan de Él?
Para terminar nos quedamos con esta cita del Evangelio:
“Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir” y los invitamos a vivir en la esperanza del encuentro cara a cara con Dios.
“Ven Señor Jesús.”
¡AMÉN!
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