Para empezar este rato de oración, es importante que busques un lugar en el que estés cómodo. Cuando estés listo, escucha la canción que te dejamos en el link de abajo que te va a ayudar a entrar en clima. Ponete en presencia de Dios, y si te sirve, cerrá los ojos…
Lectura del libro del Génesis (17,3-9):
"Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: "Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y yo seré su Dios". Después, Dios dijo a Abraham: "Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, a lo largo de las generaciones."
En estos momentos donde ya pasamos la novedad de la cuarentena, quizás empiecen a resurgir ciertas exigencias del mundo exterior, y empiecen a aparecer algunos conflictos internos, de convivencia, laborales, “facultativos”. Y es ahora donde más nos damos cuenta de lo que necesitamos a Dios, su compañía, su consuelo y de su apoyo para poder seguir estos días que nos quedan. Puede que se nos haga más difícil encontrarlo, pero a eso nos llama, a seguir buscándolo e ir a su encuentro, como lo hizo Abraham.
Podemos pensar que para Abraham fue fácil confiar en Dios porque “se le apareció” porque “le hablaba directamente”, “le prendió fuego un árbol que no se consumía” pero acaso, ¿a nosotros no se nos manifiesta en cada momento? Claramente no de la misma manera. Para algunos puede ser más difícil, para otros más fácil pero siempre nos llama de una manera especial a cada uno. porque nos conoce y nos llama por nuestro nombre. A Abraham le dijo:
“Te haré extraordinariamente fecundo (...) Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna”.
Y nosotros, al ser su descendencia, recibimos por legado esta misma promesa que Dios hizo con nosotros a través de nuestro padre Abraham, “padre de multitudes”.
Aprovechemos estos días de #CuaresmaEnCuarentena para volver a pasar por el corazón todos esos momentos en los que Dios nos llamó a nosotros por nuestro nombre, y pudimos darnos cuenta que Él está a nuestro lado.
Por último, te invitamos a que releas la lectura con la que estuvimos rezando. Esta vez, con atención y más despacio. Quedate en esa palabra o frase que te llame la atención. Puede o no tener un significado especial, pero, de cualquier manera, deja que el Evangelio te hable.
Para terminar, cuando quieras, animate a ofrecerle eso que te llamó la atención a Él.
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